Hace unos meses, en invierno, enseñe a Neus y Carina, las amigas del grupo con las que más hablamos de costura, ellas son unas expertas en el mundo de la aguja, una mochila que me había regalado Nuria, una amiga que cose y que hizo hace ya unos años en sus clases de costura.
Hablamos sobre que las tiras de los hombros se caían con mucha facilidad y que creía que la iba a copiar pero modificando este aspecto.
Neus, diseñadora textil y trabajadora en ese ramo desde hace muchos años, enseguida se ofreció a ayudarme a hacer el patrón con los retoques propuestos y no solo a cambiar las tiras, sino a hacerle unas pinzas para ampliar su contenido. Carina estuvo con nosotras la tarde que quedamos para hacerlo de nuevo y modificar los detalles, y aporto también toda su sabiduría en este tema.
Al final de la tarde quedó un patrón perfecto que aproveche este verano para poner en marcha.
Cuando preparé las cosas de manualidades para llevarme a Palamos en mi primera semana de vacaciones, ya tenía decidido que este era uno de los proyectos. Elegí la tela de lino que había comprado en Ikea y unos cuantos fat quarters estampados que me pirran. Entre ellos estaba el que finalmente decidí usar para este proyecto, una tela japonesa de Nunoya, una tienda que me encanta. Me fascinan sus algodones.
Aquí podréis ver el resultado.








A mi me encanta la combinación de ropas que use. No se a vosotras…..