El pasado julio acababan nuestras clases de inglés en casa con nuestro profesor Liam, y no quería despedirme por vacaciones sin hacerle un regalo para su viaje en su periodo vacacional. El mismo iba a ser largo y pensé en esto que suponía le seria practico.
Utilizando uno de los patrones que habitualmente uso para todos los bolsitos de cadera, o también llamadas riñoneras, pase al Kraft Tex, basándome en la foto que había visto en Instagram de una persona que había hecho uno y me había gustado mucho la idea.
Este verano pasado, en Palamos, me compre este bolsito de cadera de piel en las paraditas del paseo Marítimo, de hecho me lo compro mi sobrina Nuria, que ella tenía uno y me gusto.
Lo use mucho durante la segunda parte de mis vacaciones, en Ibiza, en la moto me iba perfecto. Pero tuve la mala suerte que en una de las salidas de día completo, en la barca de nuestros amigos Mariano y Flavia, se debio quedar en el fondo de la barca y estuvo mojado todo el día, eso si, contenia el movil y la cartera, y los protegio super bien, pero la piel de la parte delantera, que fue la más expuesta, quedo fatal, muy maltrecha.
Lo use esos 15 días y cuando llegue de nuevo a casa, pense, no puedo dejarlo perder, tengo que reciclarlo, recuperarlo y me puse manos a la obra en cuento tuve oxasión.
Empece marcando con la regla las separaciones que queria para hacer los flecos que iban a adornar el frente del bolsito, este trozo es lo que va a tapar al máximo el frontal.
Eso si, todo el adorno en conjunto hay que pegarlo al bolso de piel con cola de impacto, con silicona caliente se despega.
De nuevo un bolsito de cadera encargado por Jesica para su amiga. Ella eligió el negro como color básico y principal, y este estampado tribal en grises que lo hace sobrio y muy combinable.
Lo quiso con bolsillo trasero para reservar un poco más las cosas importantes.
Os dejo las fotos para que lo podáis apreciar mejor.
Hace un tiempo me visitaron en casa Lourdes y Paula.
Lourdes es mi compañera del cole de EGB, y este año nos hemos reencontrado después de 35 sin saber nada la una de la otra, eso si, parece que no haya pasado el tiempo, y Paula, que es su hija.
Vinieron a casa porque a Paula le gustan las manualidades y quiso ver como era mi talleret y las cosas que hacía. Lo cierto es que este encuentro lo organizo Anna, otra compañera nuestra, para sus hijas se conocieran en un entorno distendido, pero en los últimos días Anna se desmarco y nos dijo que no vendría.
Le hice estos pequeños neceseres a Paula como regalo de bienvenida.
En principio venían para pasar la mañana, subieron en tren y las fuí a buscar a la estación de Renfe, y se quedaron a comer y hasta casi las 8 de la tarde, por lo que nos dio mucho tiempo a hacer muchas cosas.
Os pongo fotos y os voy comentando todas las cositas que hicimos y que se llevaron de recuerdo.
Como veis fue un día muy productivo, lo cierto es que subimos al talleret y no bajamos más que para comer, charramos, reímos, nos pusimos al día después de muchos años sin vernos…. un día genial, seguro que repetiremos.