Un fin de semana de camping lleve unas pulseras metálicas que había comprado hacía un par de años en un viaje a Lisboa.
Eran sencillitas en negro y ya las compre pensando en algún día hacerlas con ganchillo. De esas cosas que compras y luego se quedan en un cajón esperando su momento.
Pues ese momento llego para mi amiga Viro, le gusto un hilo de algodón que llevaba ese finde en colores variados y me puse manos a la obra a tejerle una pulsera bien coloreada.
Aquí la tenéis.



